noviembre 2024 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|
dom. | lun. | mar. | mié. | jue. | vie. | sáb. |
1 | 2 | |||||
3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 |
10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 |
17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 | 23 |
24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 |
abril |
Maragalleitor
Pues a mí lo de Schwarzenegger no me parece tan mal. Al menos, me cae mejor que Reagan. Incluso me atrevo a decir que Arnold es mejor actor que el ex presidente. Lo cual no es mucho decir, claro. Además, como se dedicará a gobernar California, nos libraremos de nuevas películas, que no es poca cosa. Por otro lado, en Cataluña tenemos candidatos parecidos al ex gobernador Gray Davis y al ex actor austriaco. Artur Mas sería como el demócrata: gris (Gray), con pinta de seriote, de trabajador; el clásico que en el colegio quería ser delegado de clase. Pasqual Maragall se parecería más Schwarzenegger, por su evidente e innata condición de estrella, no de cine, pero sí acostumbrado a montarse películas, como el Fòrum este de les Cultures. Aunque serían más bien cintas de Greenaway, por aquello de que nadie las entiende. Obviamente, hay diferencias entre los californianos y los catalanes. Por ejemplo, parece que Schwarzenegger no tiene un programa muy definido; en cambio, Maragall lo improvisa en las ruedas de prensa, para espanto de asesores y correligionarios. Otra diferencia entre el austriaco y el barcelonés: uno es un político profesional y el otro es Maragall. Sin duda, me resultaría más divertido que ganara el socialista a que lo hiciera el líder de CiU, del mismo modo que es mucho más entretenido abrir las páginas del diario y encontrarse al Chuache en la sección de política que a Bush, que ya da cierta penita, pobre, míralo, que se parece a Gerald Ford, que no puede mascar chicle y caminar al mismo tiempo porque la neurona se le colapsa. Por supuesto, no quiero decir que haya que votar a los políticos según lo mucho que entretengan. Simplemente apunto que, en caso de que gane Maragall, a los catalanes (igual que a los californianos) siempre nos quedará el consuelo de saber que al menos nos lo pasaremos bien. En fin, que hay que tomárselo con humor. Qué remedio.