Jaime, 19 de mayo de 2003, 0:35:03 CEST

El violador


El Cobre Ediciones ha retirado de la venta Todas putas, un libro de cuentos de un tal Hernán Migoya, en el que se incluyen un par de relatos en los que un violador y un pederasta se justifican. La editorial ha retirado el volumen porque Miriam Tey, copropietaria de la empresa, es también directora del Instituto de la Mujer, y varios partidos políticos y asociaciones se le han lanzado a la yugular por haberlo editado. Lo que todos parecen haber olvidado es que se trata de de ficción. Probablemente sea un libro pésimo y con poca gracia, y no dudo de que Migoya sea un perfecto cretino, pero decir que hace apología de la violación es como asegurar que El silencio de los corderos es un panfleto que defiende el canibalismo. O que Lolita nos habla de las injusticias que se cometen con los pederastas. O, incluso dejando de lado el género narrativo, que Jonathan Swift sugería sinceramente en Una modesta proposición que los irlandeses hambrientos se comieran a sus hijos. Seguramente Migoya no tiene ni el talento de Nabokov ni el ingenio de Swift. Más bien parece un tontorrón que cree que sólo por el hecho de escandalizar ya es un pedazo de artista. Pero eso no quita que Todas putas sea un libro de cuentos; no un manifiesto ni un ensayo. Y que nadie hubiera hablado de él de no ser porque estamos en campaña electoral.


 
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