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abril |
Inevitable (2)
Teniendo en cuenta que va a haber guerra a no ser que ocurra un milagro, ¿se puede ser optimista? A pesar de lo escrito un poco más abajo, prefiero pensar que sí. Mejor dicho, prefiero obligarme a pensar que sí. Siguiendo el artículo que publica hoy Marçal Sintes en el diario Avui, ya sólo queda esperar que esta guerra sea rápida, que muera el menor número de gente posible y que, al final, en Iraq haya algo parecido a una democracia. Aunque, como recordaba Carles Miró ayer mismo, ni siquiera se sabe si se ha llevado a cabo lo prometido en Afganistán después de acabar con los talibanes. Aparte del famoso oleoducto, claro. Así pues, parece que, definitivamente, Estados Unidos está dispuesto a controlar Oriente, "desde Pakistán al Mediterráneo, y de Turquía a Yemen", como explicaba Jordi Pujol en La Vanguardia. Sólo cabe esperar que, aunque no opten por el mejor método -al menos, no el más civilizado-, todo esto sirva realmente para acabar con el terrorismo y para que, de paso -sólo será de paso, ya que es un objetivo secundario-, se instaure alguna democracia, que en las democracias no se vive mal del todo. De todas formas, hace ya meses que parecía claro que Bush no iba a convencer a nadie de que Husein es realmente una amenaza. Por lo visto, la decisión de entrar en guerra ya estaba tomada y, simplemente, se estaba dejando al resto de países la posibilidad de apuntarse al bando de los buenos. O, al menos, de los vencedores. Quizás no sea mala idea esperar que al final haya algo más que muertos y ventajas políticas. Que no nos hayan mentido. Sí, lo sé, se trata de un lastimoso intento por mostrarme optimista. Pero no creo que pueda hacer nada más.