Jaime, 10 de febrero de 2003, 22:34:52 CET

Sentido común


El doctor Palacios encendió la sierra y bajó la vista, cuando se fijó en que el cadáver estaba abriendo los ojos. Paró el aparato y se bajó la mascarilla. Oyó como el muerto murmuraba algunas palabras ininteligibles e intentaba moverse. -Señor José -dijo el doctor-. Esto... ¿está usted... aquí... entre nosotros? -No lo sé... ¿dónde estoy? -Preguntó el supuesto muerto. -Pues en el Hospital Clínico de Barcelona. -¿En el hospital...? ¿Por qué? -No sé. A mí me han dicho que le haga la autopsia, para saber de qué ha muerto. José intentó incorporarse, pero apenas si consiguió levantar un poco el torso y la cabeza, que le dolía como si el cerebro intentase escaparse por los ojos. -Es que yo no estoy muerto, ¿sabe usted? Y, si no es molestia, necesitaría algo de ropa, aquí hace frío. -Lamento estar en desacuerdo, pero... -¿Cómo que en desacuerdo? -le increpó don José-. Aquí hace frío. -No, no -le contestó el doctor Palacios-. Frío hace. Pero yo me refiero a que usted está muerto. -¿Cómo? -Sí, mire, lo pone aquí -y le enseñó su historial clínico, incluido el certificado de defunción-. No hay duda posible, usted ha fallecido. Ahora, si me permite, ¿podría tumbarse, que tengo que... ehem... abrirle?

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