Jaime, 21 de enero de 2003, 10:23:51 CET

Misterios de la técnica


La informática del trabajo se pasó tres días peleándose con mi ordenador. Le hizo de todo al pobre cacharro, incluso cambiarle el disco duro y reinstalarlo todo de nuevo. Pero no había manera: seguía sin dejarme grabar archivos y la mitad de los programas ni siquiera arrancaba. Una pena, oye. La pobre informática, ya desesperada, me prometió que el lunes lo tendría listo. Palabra. Y, de hecho, el lunes por la tarde llegué a la oficina, encendí el ordenador y vi que todo estaba perfecto. A media tarde me la crucé por el pasillo y le di las gracias por dejarme el pc a punto. Pero la muchacha levantó una ceja, como si me estuviera quedando con ella, míralo, el graciosito. -Pero si aún no he podido tocarlo -aseguró. Y luego casi no creía que, realmente, el ordenador funcionaba sin problemas, incluso mejor que antes. Pero, la verdad, no tiene nada de extraño. Como todo el mundo sabe, las cosas se arreglan solas o dándoles golpecitos.


 
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