Jaime, 15 de enero de 2003, 17:21:32 CET

A la francesa


Graham Greene escribe, creo que en El americano tranquilo, que cuando tras despedirnos giramos la cabeza para echar un último vistazo, no lo hacemos para ver otra vez a la persona de la que nos separamos, sino por puro egoísmo. Según el novelista, nuestra única intención sería la de comprobar que la otra persona también nos está mirando. La verdad, no estoy del todo de acuerdo con ese argumento, pero desde que lo leí, cada vez que después de un adiós ejerzo mi derecho a la última mirada, me entran remordimientos de conciencia e incluso temo convertirme en estatua de sal. Quizás por eso cada vez me gusta más marcharme a la francesa.


 
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