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abril |
Realismos
Josep Pla comenta en el Quadern gris que no le gusta leer novelas porque éstas sólo consiguen reflejar la vida cuando describen una situación y unos personajes; cuando crean y resuelven un conflicto no están a la altura de sus pretensiones. "En la vida no hi ha res que s'acabi, si no és per mort o per oblit -afirma-. Però les novel·les no solen pas acabar d'aquesta manera". Pla ve los finales falsos, artificiales. Y es cierto que en la vida los conflictos no acaban con tanta contundencia como en la mayoría de las novelas. Estos conflictos ni siquiera son tan unívocos, tan claros, tan definidos, como en la ficción. De todas formas, no creo que la literatura aspire a ser meramente un espejo de la vida, como dice Pla. Los mejores libros no nos muestran cómo es la realidad. Sería absurdo: nosotros ya la vemos y vivimos, sin necesidad de páginas y de tinta. Los mejores libros, creo, son los que nos ayudan a entender esta realidad. No son tanto representación como interpretación. Por eso, y al menos en cierto modo, Kafka es más realista de lo que puede ser, por ejemplo, Galdós. Porque Kafka refleja mejor angustias, sensaciones, modos de sentir y de vivir. Aunque nadie se haya convertido nunca en insecto.