Jaime, 21 de agosto de 2012, 20:02:18 CEST

Estereotipos


Resulta muy ofensivo viajar por España y comprobar el alto número de estereotipos erróneos que existen sobre los catalanes y que no son más que ideas preconcebidas que no tienen ninguna base en la realidad.

Por ejemplo, es habitual oír y leer que los catalanes tenemos tres brazos. Es cierto que en algunas comarcas cercanas a la central nuclear de Ascó (se llama así) hay un porcentaje elevado de personas con un número poco habitual de extremidades, pero esto no es desde luego mucho menos habitual que en otras regiones de España y de Europa. De hecho, yo paso días enteros en Barcelona sin cruzarme con nadie que tenga más de dos brazos. Como mucho, algún muñoncete con dedos a la altura del hombro.

¿Y qué hay de ese rumor absurdo según el cual disparamos a los pelirrojos? Es una costumbre que a mí personalmente me gusta. No hay nada más divertido que salir un sábado por la mañana con la escopeta al hombro y volver a casa después de un agradable paseo con dos o tres cabelleras rojizas. Pero no es una tradición únicamente catalana y, de hecho, es de origen portugués.

Todo comenzó cuando Guifré el Pilós, conde de Barcelona durante el siglo IX, permitió y promovió la caza de pelirrojos, llamándolos "fils de lo diable", para añadir "mas si algú vos pregunta, dieu que són costums de los homens e dones de les terres de Portugal e dissimuleu xiulant e mirant a lo sostre". (Traduzco para quien no tenga nociones de catalán medieval inventado: "Pero si alguien os pregunta, decid que son costumbres de los portugueses y disimulad silbando y mirando al techo, compro oro").

Por cierto, también es totalmente falso que los catalanes tengamos algún tipo de inquina hacia los portugueses, esas sucias ratas de cloaca; que yo le deba dinero a nadie, porque en serio, no sé de qué estás hablando, creo que te confundes; que la mitad de la población haya sido abducida y programada por alienígenas, aunque a mí una vez me pasó, y que la cerveza Moritz sea barcelonesa.

En serio, es zaragozana.

En definitiva, los estereotipos en realidad reducen a las personas a meras etiquetas y eso es un error. Un error que puede llegar a ser insultante. Como cuando se comenta que los catalanes somos todos unos vagos.

A mí siempre me lo dicen:

-Jaime, eres un vago.

-¿Ya estás metiéndote con los catalanes? No consiento insultos a mi patria.

-¿Qué dices de los catalanes?

-Ah, ahora menosprecias la nación catalana, con siglos de historia a sus espaldas.

-Pero si yo hablaba de ti.

-¿Y yo qué soy? ¿Judío? ¿Y qué tienes en contra de los judíos, nazi?

Normalmente eso basta para que me dejen seguir durmiendo durante las reuniones.


 
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