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abril |
Mundos reales
En Pragmatismo, William James asegura que "si fuéramos langostas o abejas, quizás nuestra constitución nos habría llevado a emplear modos completamente diferentes de captar nuestras experiencias". Tendríamos, pues, una realidad diferente. Pero igual de real. Confundir nuestras construcciones sobre la realidad con la realidad misma es algo común: "Todos tenemos la sorprendente idea de que el modo como vemos el mundo refleja el mundo en su objetivo ser así", dice el psicoterapeuta Paul Watzlawick en El sentido del sinsentido. "Aquel mundo completamente real, es decir, activo, está siempre como tal condicionado por el entendimiento y sin él no es nada", añade Schopenhauer en las primeras páginas de El mundo como voluntad y representación. Es más, ni siquiera estoy seguro de que podamos hablar tranquilamente de un mundo objetivo o completamente real fuera de nosotros mismos. Si lo que llamamos realidad no es más que un conjunto de sensaciones que vamos reorganizando y que intentamos ir entendiendo, resulta que no hay realidad fuera de nuestra mente, que es la que otorga significado a estas percepciones. Lo único que tenemos, dice Bertrand Russell en Iniciación a la filosofía, es "una construcción hecha de percepciones". Percepciones que no podemos saber si tienen relación con ese mundo externo: no tenemos ninguna prueba de que haya un mundo real fuera de nuestras cabezas, ni siquiera tenemos, añade Russell, "ningún derecho a sentirnos seguros de su existencia". La ciencia no ayuda. No es más que otra construcción, otro modo de interpretar nuestras sensaciones. El más exitoso, el que parece explicar de modo más fiable nuestras sensaciones. Pero no más que otro andamio. Que no es poco. Watzlawick explica que se divertía irritando a unos amigos físicos cuando les decía que "ahí fuera sólo hay ondas electromagnéticas porque vosotros habéis construido aparatos que reaccionan a algo que vosostros denomináis luego 'ondas electromagnéticas'". Para acabar de rematar esta idea, cita al propio Einstein: "Es imposible recoger en una teoría sólo magnitudes observables. Es más bien la teoría la que decide lo que uno puede observar". Así, puede que la realidad sea casi más una cuestión más de neurología y de psiquiatría que de física. Que dependa más de cómo nuestra mente reconstruye las percepciones que de las percepciones mismas. De hecho, George Steiner sugería en Gramáticas de la creación que "incluso las ciencias teóricas y aplicadas (aunque éstas en menor grado) son modelos basados en el tejido particular y en la neurofisiología del córtex humano antes que una verdad garantizada, inmutable e independiente que está ahí fuera". Por ejemplo, ¿la relación causa y efecto "realmente" se da ahí fuera o no es más que nuestro modo de interpretar ciertos datos?