Esta tarde, un chaval de 17 años
retuvo durante unas cuatro horas a 20 niños en un colegio de L'Hospitalet. El muchacho tenía un cuchillo y pedía un millón y medio de euros. Que, regateando con la policía, rebajó a un millón justito.
A las ocho y media, cuando ya había acabado todo, me crucé por la calle con una señora que intentaba ponerle un abrigo a su hijo de cuatro o cinco años. El niño se resistía, apartando los brazos cuando su madre pretendía agarrarlos. Para más inri, el chico miraba al vacío con los ojos bien abiertos y poniendo cara de inocentón, como si no fuera con él la cosa; actitud que sacaba aún más de quicio a la señora. Tras un último forcejeo, la madre consiguió enfundar al rubito en su anorak, y, casi maldiciendo su mala suerte, le dijo:
-A ti no te secuestrarán, no.