El abate Moigno (borrador en forma de collage de la mano de Google)
En el delirante
Isis sin velo, de Madame Blavatsky, leo que "en ciertas ocasiones resulta tan interesante como constructivo observar de cerca las frecuentes escaramuzas entre la ciencia y la teología. pero no todos los hijos de la Iglesia son tan desdichados en defenderla como el
abate Moigno de París, quien, a pesar de sus buenas intenciones, fracasó en el empeño de refutar los librepensadores argumentos de Huxley, Du Bois-Raymond y otros tantos, para recibir en recompensa la inclusión de su obra en el índice de libros prohibidos por Roma".
Lo que le pasó a Moigno, por paradójico que suene, no es excepcional. Al mismo Balzac le ocurrió otro tanto: cada vez más conservador y católico, le sentó como un tiro que sus novelas de amor fueran incluidas en el índice antes mencionado. Es más, Moigno no fue el único religioso de la época entusiasmado por los avances científicos del momento e interesado en divulgarlos y conciliarlos con la doctrina cristiana. A pesar de todo.
De todas formas, me llama la atención su historia y, después de consultar, sin éxito, la enciclopedia, me lanzo a Google, a ver qué encuentro.
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