Jaime, 17 de enero de 2011, 16:00:24 CET

¡Elefantes grandes! ¡Socorro!


Otro grupo de científicos locos ha vuelto a decir tonterías para conseguir titulares, en esta ocasión amenazando con poner en peligro la civilización occidental tal y como la conocemos, que es como en las películas, pero algo más bajita y más gorda. Resulta que unos cuantos señores de la universidad de Kyoto quieren extraer ADN de restos congelados de mamut para resucitarlos. Sí. Quieren. Que. Los. Mamut. Vuelvan. A. La. Vida. Obviamente su plan aún no está demasiado perfilado. Su idea es introducir los embriones de mamut en un útero de elefante. No sé si estos señores recuerdan Teo en el zoo, pero me da que eso es como meter embriones de gorila en úteros de chimpancé. Al principio, bien, pero luego igual alguien acaba reventando (pista: la madre). Hay que detenerlos ya: aún estamos a tiempo de darles con un bate en la cara o algo parecido. Seguro que en estos precisos instantes están despistados, soltando mwahahas y frotándose las manos. Luego será tarde: porque comenzarán a carcajearse con eco y gritarán "¡están vivos, nuestros mamuts están vivos!" Y después morirán aplastados. Por los mamuts. Cuando se alcen y salgan del laboratorio, con la trompa en alto y destruyéndolo todo a su paso. Claro. Pero si sólo fuera eso, pues bien, ningún problema: nadie se ha quejado nunca de la muerte por aplastamiento de tres o cuatro científicos, al menos que yo recuerde. Pero es que la ola de terror paquidérmica continuará. Y es que hay que recordar que los mamuts son elefantes grandes con pelo y todo el mundo sabe que los elefantes son animales peligrosísimos que enfurecen en presencia de sus enemigos más feroces: los coches. A los cuales aplastan sin piedad. Porque los coches lo único que hacen para defenderse de los elefantes es poner en marcha la alarma. Sí: cada vez que de noche nos despierta la alarma de un coche, es porque hay otro elefante encima, destrozándolo. Y cada vez que me despierto, después de darme cuenta de que en realidad no estoy en las trincheras de Verdún y tras reconocer el llanto de un coche, espíritu, emblema y mascota de la civilización occidental (tal y como la conocemos, pero con dos donuts de más) se me encoge el alma y derramo unas lágrimas mientras canto el himno de Toyota. Esta frase anterior ha sido larguísima. Voy a cambiar la puntuación para hacerla más asequible: Y cada vez que me despierto, después de. Darme cuenta de que, en realidad no estoy en las. ¡Trincheras de Verdún!, y tras reconocer: el llanto de un coche --espíritu, emblema y--. Mascota; de la civilización occidental (tal y como la conocemos, pero con dos donuts ¿de más?) se me encoge = el alma > y derramo u. Nas lágrimas mientras can; to el himno de Toyota. Mucho mejor. Más fácil de leer. Así, en varias frases. Luego me calzo mis botas, agarro mi fusil con mira telescópica y salgo a la calle a intentar cazar a otro elefante asesino. Esto lo puedo hacer porque mi fusil está preparado para matar elefantes, aunque por desgracia hasta ahora sólo he sido capaz de destrozarle la rodilla a un guardia (en mi defensa alegaré que estaba muy gordo; yo, no el guardia). Pero claro, cuando los mamuts vuelvan a poblar la tierra, mi fusil no servirá de nada. Como mucho les destrozará las rodillas. ¡Y tienen muchas! ¡Jamás lograría detenerlos! Y no sólo eso: un mamut no sólo podría con los coches, sino también con las furgonetas e incluso con los camiones. Por si alguien duda, sólo tiene que pensar en cuántos camiones había en la época de los mamut (pista: menos de tres). De hecho, este equipo de científicos quiere saber por qué se extinguieron los mamut cuando está claro: agotaron las existencias de camiones y murieron de aburrimiento. En definitiva, por culpa de estos japoneses peligra el parque móvil mundial. ¿Es que nadie piensa en los coches? ¡No hay párkings para todos, maldita sea! Por eso propongo que estos tipos no sólo sean detenidos, sino que además se les degrade de científicos japoneses a psicólogos españoles. Para evitar males mayores y por supuesto dar ejemplo. Por otro lado, es posible que el artículo que publica El Mundo no sea más que una broma pesada de algún graciosete, dado que se refiere a una capa subterránea de hielo con el nombre de permafrost, cuando todo el mundo sabe que eso es algo de las neveras caras.


 
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