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abril |
Angela Merkel: "Yo sólo soy la líder del gobierno alemán, a mí no me preguntes" (o De cómo salvé al mundo de la crisis mundial, 1)
Angela Merkel nos recibe en su búnker, donde tiene apiladas latas de conservas, máscaras antigás, bidones de agua, un par de rifles, un gusiluz y varios paquetes de gominolas. “Lo siento —dice a modo de recibimiento, mientras ordena el botiquín—, pero no soy nada optimista: lo peor está por llegar”. Según nos ha asegurado su médico, revivir la caída del muro le ha recordado a la cancillera alemana la etapa que vivió en la RDA, produciéndole el llamado Síndrome de Merkel, caracterizado por un pesimismo exacerbado. “Sé que no es lo que se lleva —afirma—, ahora que todo el mundo dice que las cosas están a punto de estar a punto, pero lo cierto es que se nos viene una encima que sólo de pensarlo me tiemblan las rodillas, mira, mira”. Y es verdad, le castañetean como dos patatas con parkinson. Sus previsiones son contundentes: “Me parece inevitable que el paro llegue al 42 por ciento antes de diciembre. En seis meses estará en el 130 por ciento, ya que no habrá ni siquiera tareas del hogar suficientes para todos. Esto provocará revueltas y asaltos a supermercados. Cuando estos queden vacíos, nos comeremos los unos a los otros. Los supervivientes nos encerraremos en búnkeres y sólo saldremos en pequeñas batidas armadas en busca de carne humana. La guerra acabará probablemente en 2040 o incluso 2050, con la llegada del hijo de Obama a la presidencia de las Naciones Unidas”.
Toda la entrevista en Libro de notas.