-Inventemos recuerdos -sugirió Silvia-. Creo que voy a convencerme a mí misma de que tú y yo fuimos novios. Sí, yo quería que fuéramos simplemente amigos, como siempre, pero insististe tanto que al final accedí. Fue un error y duró muy poco: nunca me gustaste demasiado, ni siquiera desnudo. Ah, pero qué bien nos lo pasamos en aquel viaje a Moscú.
-Silvia -le dije-, déjate de tonterías.
-¿Por qué dices eso?
-Pues porque jamás pasó nada así. Tú y yo nunca hemos salido juntos. Por suerte para ambos. Ni hemos estado en Moscú.
-No te creo -contestó ella.
-Pero si es la verdad.
-A ver, Jaime, si yo estoy inventando recuerdos, ¿cómo puedo estar segura de que no lo estás haciendo tú también?