Jaime, 7 de octubre de 2008, 15:07:57 CEST

Los cada vez más elevados índices de criminalidad


Si me hubieran hecho caso, todo esto no hubiera pasado, no señor. Pero claro, la policía ya no está para servir al ciudadano, sólo sirve para cobrar multas. Insisto: no quisieron escuchar mis advertencias. Sí, de acuerdo, cuando les llamé para decirles que me habían entrado en casa a robar, vinieron un par de ustedes, me acompañaron a poner la denuncia y fueron muy amables. Pero luego ¿qué? Nada. Incluso los señores del seguro fueron más efectivos: hicieron honor a su palabra y me pagaron lo estipulado en las condiciones de la póliza. Ustedes, en cambio, no movieron ni un dedo. Lo peor de todo es que les avisé. Les llamé varias veces preguntando si habían apresado a los ladrones y advirtiéndoles de que este era el primer golpe de una banda que sin duda estaba extendiendo sus operaciones por el barrio. Porque este barrio ya no es lo que era. La degradación es más que evidente, como ustedes sabrían de haber leído mi blog y mis cartas a la prensa. Cada día que pasa, las calles están más sucias y hay más delincuentes, no necesariamente extranjeros. El caso es que ustedes me dijeron que no había tal oleada de robos, a pesar de que se me habían llevado la tele y el portátil, y en el ayuntamiento me dijeron que no pensaban reforzar los efectivos policiales, a pesar de los peligros que les expliqué en el detallado informe de actividades sospechosas que les hice llegar. Dado el estado de la situación, no me quedó más remedio que acelerar los acontecimientos, con la única intención de poner de manifiesto el peligro que corríamos todos los vecinos. Además, siempre he dicho que en mi finca es muy fácil entrar de balcón a balcón en el mismo piso y yo sigo conservándome bien, ya que voy al gimnasio casi cada semana. La pena es que la tele se me cayó, por suerte a mi balcón y no a la calle, y se rompió. Pero eso era lo de menos, porque yo no quería una tele nueva y el vecino también estaba asegurado. Lo que yo quería era provocar una reacción policial antes de que fuera demasiado tarde, antes de que actuaran los criminales de verdad. Pero no sirvió de nada. Ustedes me ignoraron cuando vine aquí con mi vecino a poner la denuncia. Los diarios se negaron a publicar mis cartas. Y mis textos en el blog apenas si recibieron comentarios de apoyo. Tuve que extender mis actividades de protesta, para que ustedes se dieran cuenta del peligro que corríamos todos. Una horda de mafiosos probablemente rumanos o rusos, armados con kalashnikov, se preparaba para tomar al asalto nuestro desmejorado pero aún decente barrio. Así las cosas, no tuve más remedio que entrar en casa de una señora que es amiga de mi mujer y que nos dio una copia de las llaves. Por culpa del perro (no me acordaba del perro), el televisor se me cayó escaleras abajo y creo que un vecino me vio salir. Pero ustedes de nuevo ignoraron las evidencias: era necesario aumentar la presencia policial en las calles para evitar que los ladrones de verdad entraran en nuestras casas a robárnoslo todo, como ya habían hecho conmigo, y quién sabe si también a cortarnos el cuello mientras dormíamos. Volví a intentarlo en casa del farmacéutico, porque vive en el entresuelo y tiene una obra al lado y es muy fácil entrar trepando por el andamio. La pena es que bajar con la tele a cuestas no resultó nada fácil y acabé cayéndome yo, pero encima del cacharro. Las hacen demasiado grandes, creo. Pero en fin, insisto, era una forma de protesta y no de avaricia. Como ustedes y los politicastros siguieron ignorando mis sensatas quejas, me vi obligado a entrar en casa de mi hermano. Yo no soy un ladrón profesional, comprenderá que no puedo ir forzando cerraduras, y mi hermano también nos había dejado una copia de las llaves, por si las perdía. Lo que no recordaba era que la tele de plasma de mi hermano era tan grande. Cincuenta y tantas pulgadas. Colgada de la pared como si fuera un cuadro. Menudo bicho. En fin, yo ya tengo más de cuarenta años y no estoy para según qué esfuerzos. Por eso se me resbaló. Lo que no entiendo es cómo dejaron al crío solo en casa. Seguro que fue cosa de mi cuñada. Es buena persona, pero descuidada e irresponsable. El niño me asustó con su "hola, tito". Y, claro, di un respingo y perdí el control del cacharro. Fue totalmente accidental. Y culpa de mi cuñada, insisto. Además, yo creo que el niño ya debió nacer con el cráneo mal puesto porque el golpe no fue para tanto. En todo caso, ahora me harán caso si les digo que estos asesinos podrían matarnos a todos mientras se llevan nuestras posesiones, ¿no? Quiero decir, ¿qué más tengo que hacer para que me crean?


 
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