Jaime, 21 de abril de 2008, 17:23:21 CEST

Crisis en el PL


A pesar del magnífico resultado del Partido Limonero en las últimas elecciones generales (mucha gente nos dijo que éramos su segunda opción), el liderazgo del limón está siendo seriamente comprometido. Por una mandarina. Los defensores de la mandarina aducen que es más dulce y fácil de pelar, aunque lo cierto es que la mandarina aún no ha dicho esta boca es mía. Supongo que porque no tiene boca. Motivo que comparte el limón para no haber dicho tampoco nada al respecto, aunque hay que decir que se ha mantenido al margen de la polémica con una sobriedad y elegancia mucho mayores. Faltaría. Yo apenas soy un militante de base, pero dado que no somos muchos (entre uno y dos, ahora no lo recuerdo), me voy a permitir alzar mi voz y gritarles a esos gamberros que hagan el favor de irse a otro lado con sus litronas. Gamberros. Bien, una vez se han ido esos jipis de debajo de mi ventana, puedo concentrarme en escribir mi opinión acerca de la crisis de liderazgo por la que está pasando nuestro partido. Sin duda, los resultados no son malos: no nos presentamos en las penúltimas elecciones y sí lo hemos hecho en las últimas, cosa que muestra una clara mejoría. No nos votó nadie, pero nos podría haber votado alguien. Antes no éramos capaces de generar estas ilusiones. Son por tanto los mejores resultados de nuestra breve, pero que se hace un poco larga según como la cuentes, historia. (Por cierto, yo tampoco voté al Partido Limonero: en un exceso de entusiasmo y de modestia, opté por el voto en blanco, temeroso de que una mayoría absoluta se nos subiera a la cabeza y olvidáramos nuestro talante moderado y dialogante.) Pero no todo son buenas noticias: la campaña del limón ha sido más bien abúlica. Se ha limitado a rodar calle abajo, evitando los gintonics y demás combinados alcohólicos. Quizá le hacía falta la garra populista que sin duda tiene la mandarina. De todas formas, me atrevo a preguntar: puede que la mandarina sea una buena candidata, ¿pero sería una buena presidenta? Al fin y al cabo, es una mandarina. ¿Cuándo se ha visto que una mandarina tenga responsabilidades de gobierno? El ejemplo de Arkansas entre 1996 y 2000 no me vale: eso era una toronja, maldita sea, no sé cuántas veces tendré que decirlo. Además, ¿no da rabia que te acabes de comer una mandarina y que te tengas que lavar las manos cincuenta veces para quitarte el olor? Sinceramente, creo que el limón no ha agotado su ciclo. Los más críticos (y menos cítricos, ja, ja, ja) creen que debería ser cortado por la mitad y dejado en la nevera para evitar malos olores, pero creo que a nuestro líder aún le queda mucho zumo en el cargador (ja). Su capacidad de trabajo es innegable, del mismo modo que nadie puede poner en duda la solidez de sus ideas. Bueno, menos Rebeca. Sí, siempre es la misma. Mira que se lo tengo dicho. ¿Por qué pones en duda la solidez de las ideas del limón? Y ella, porque me da la gana. Pues vale. Pero aparte de Rebeca, nadie. Bueno, Sergio también. Pero no cuenta: sólo lo hace porque le gusta Rebeca y cree que si le da la razón en todo se la va a ligar. No sé, a mí me parece que a Rebeca le gustan con más personalidad, pero, bueno, él sabrá. No, a mí no me gusta Rebeca. Que no, ya vale, pesaos. Me cae bien y punto. Es simpática y graciosa, pero nada más. Sí que es guapa, pero tampoco... Que no me gusta, te digo. Toda para Sergio, se la regalo. Que no lo digo por decir, que me parecería perfecto que salieran. Aunque a ella no le gusta ese cretino. Clarísimamente. Pf. Sergio. Anda que no. Si está gordo. Sí que está gordo: mírale la barriga cuando se sienta. Pues eso: que el limón sigue siendo el líder ideal para nuestro partido, el más fiel a sus raíces y al programa de renovación y de vertebración del estado que según algunos proponemos. Yo es que no lo tengo muy claro porque aún no me he podido leer el programa. Tengo mucho lío en el trabajo. Y fuera del trabajo. Ayer estuve planchando, por ejemplo.


 
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