Jaime, 5 de febrero de 2008, 11:11:51 CET

Jaqueca


Desde entonces, me miran mal en la empresa. Como si hubiera sido culpa mía. Qué se suponía que tenía que hacer. Es que tampoco fue algo que hiciera, fue algo que me pasó. Igual podría haberme ido a casa antes. Pero sólo era un dolor de cabeza. Un dolor de cabeza horrible, eso sí. Uno de los míos. De estos que se van anunciando durante media hora. Que van creciendo poco a poco. Que avisan. Pero que ignoran el ibuprofeno. Total, que cuando me metí en la reunión estaba casi mareado, no podía ni hablar y me dolía hasta respirar. Pero, en fin, sólo era un dolor de cabeza. Y sólo era una de estas reuniones durante las que tomas nota para disimular y quizás sueltas un par de preguntas para no quedar mal del todo. Total, que estaba ahí, con ese dolor que me atravesaba el cráneo, intentando no ya prestar atención, sino sólo que lo pareciera. Tuve que cerrar los ojos un momento y entonces lo noté. Fue como un cloc. Y luego el peso en el párpado izquierdo. Pero no entendí a la primera lo que había ocurrido. Vamos, nunca me había pasado nada así. Además, ni siquiera me dolió. Bueno, me dolía toda la cabeza, pero ya de antes, claro. Luego abrí los ojos y vi, con el ojo derecho, cómo algo caía de mi cara, rebotaba contra la mesa y rodaba un poco, alejándose de mí. Y luego noté como un frío en, bueno, en el ojo izquierdo, sólo que no sentía el ojo. Y finalmente oí los grititos. --Señor Rubio, por favor --nadie me llamaba señor Rubio desde que iba al colegio--. No tiene gracia. Recoja su ojo. --Sí, a ver si acabamos con esto de una vez. --Que ya son casi las dos. --Siempre tienes que hacer alguna tontería. --Qué asco. --Qué manía con ser el centro de atención. Recogí el ojo, lo limpié en mi vaso de agua y me lo volví a poner. Veía borroso y se me estaba a punto de caer todo el rato, así que me quedé el resto de la reunión con el ojo cerrado y la mano encima, a pesar de cómo me miraba la gente. Lo peor fue que tenía sed y no me atrevía a beber de allí. Después fui a la farmacia y me dieron unas tiritas y un colirio.


 
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