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abril |
Una nueva y tal vez inevitable crisis económica
Como bien saben todos aquellos que me conocen e incluso personas que no me conocen de nada, pero tienen una gran intuición, mi pasión es la economía. Disfruto estudiando esta ciencia que explica por qué hay gente pobre mientras los ricos seguimos amasando fortunas gracias a ideas atrevidas e innovadoras que la sociedad demanda, como los Segway o los móviles con cámara. Mis conocimientos y mi capacidad analítica me han permitido llegar a una conclusión aterradora: el sistema económico actual está al borde del colapso. Si no hacemos algo pronto para remediarlo, probablemente moriremos todos entre terribles dolores. Fijémonos en el fundamento de la economía: básicamente consiste en el intercambio de bienes y servicios a cambio de dinero. Y ahí está el problema. Una persona puede obtener un buen solomillo de buey a cambio de un mísero trozo de papel. No sólo eso, sino que es probable que además reciba lo que comúnmente se denomina "cambio": es decir, piezas de metal labrado. Recapitulando: carne y medallas a cambio de un mísero papel mal pintado. ¿Soy el único al que este intercambio le parece absurdo? Por supuesto que no. Mi primo también lo considera irrisorio, incluso a pesar de que desconoce el significado de esta palabra. Pero el caso es que la sociedad, irracional hasta el ridículo, sigue propiciando estos trueques, prefiriendo el papel a la carne. La consecuencia lógica de todo esto es que la gente acumulará papel despreciando la carne HASTA QUE SE MUERA DE HAMBRE, dado que el papel NO SE COME o, en todo caso, NO ALIMENTA. Es indispensable y urgente que las autoridades relativamente competentes tomen medidas al respecto y emprendan la emisión de carne moneda y pescado moneda, en lugar del pernicioso papel moneda, que lleva al hambre, a la anorexia y a la muerte. Parece mentira que se siga promoviendo este ideal estético de delgadez extrema, cuando podríamos estar pagando las cosas con filetes, incluidos el papel y los propios filetes.