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Animales en peligro de existencia
Jakob Adenauer ha alertado de "la existencia de científicos que, como yo mismo, jugamos a ser Dios, y amenazamos con crear nuevas especies animales asesinas, crueles y, lo que es peor, feas. Feísimas. Son tan feas que varios zoófilos anónimos que no son yo y que han sido consultados al respecto han asegurado que jamás, repito, JAMÁS me acostaría con ellos. Se acostarían. Ellos. Los zoófilos. Ehem. ¿Qué coño miran? ¿Acaso tengo monos en la cara? Ojalá. Quiero decir, espero que no. Qué asco. Monos. Puaj. Ehem". Poco antes de ser arrestado por contravenir las leyes de Dios, del hombre y de la naturaleza, Adenauer advirtió de la existencia de una nueva raza de elefantes borrachos, que verían potenciado su carácter destructor gracias al alcohol: "Todos sabemos que los elefantes son demasiado grandes para ser seguros y creíamos que no había nada peor que esos bichos horribles que pisotean todo a su paso en cuanto se enfurecen, cosa que sucede siempre que hay una cámara grabando; pues sí que hay algo peor: los elefantes alcohólicos. Una raza de superelefantes con genes irlandeses capaces de destruir el mundo tal y como lo conocemos o incluso imaginamos". Pero hay más animales horribles que podrían existir por culpa de la maldad de otros científicos. "Sí... Er... ¡Elefantes más grandes! ¡En colores! ¡Con halitosis! ¡Muchos elefantes, todos juntos, corriendo como salvajes y aplastando coches! Ya, puede parecer que estoy obsesionado con los elefantes, pero no tiene nada que ver con la trompa. No es verdad que me haga sentir violento. ¡Vienen a por nosotros! ¡Son imparables! ¡Acabarán con la vida en el planeta! ¡Al Gore HAZ ALGO, maldita sea!" El propio Adenauer reconoció haber creado una raza de elefantes asesinos de elefantes "para que se destruyeran entre ellos", pero que por un error de cálculo resultó ser una raza de elefantes asesinos de ancianas que vivían solas. "Fue horrible --explica Adenauer--. Una anciana prestamista de Leipzig fue atacada por un elefante que la asesinó con un hacha para robarle cuatro duros. Es una de las dieciocho cosas de las que más me arrepiento de haber causado indirectamente". En espera de lo que dictamine el juez acerca de lo que Adenauer considera "sexo consentido interracial, puede que interespecial", el científico alemán trabaja en la creación de unos elefantes de cinco centímetros de alto, graciosos e inofensivos. "De momento, he conseguido un tamaño adecuado, pero resultan terriblemente venenosos. Es lo que tiene jugar a ser Dios, supongo: que nuestros ayudantes se ven obligados a tomar riesgos y a morir entre terribles dolores. Son cosas que van incluidas en el sueldo de becario".