Jaime, 4 de octubre de 2002, 9:39:39 CEST

Casualidad, causalidad


Las casualidades se dan demasiado a menudo como para ser fruto del azar. Borges nos ayuda a entender este hecho que nos parece paradójico cuando escribe -al menos, en Siete Noches- que lo que llamamos azar "es nuestra ignorancia de la compleja maquinaria de la causalidad". Así pues, siguiendo la sugerencia del argentino, las coincidencias sólo nos sorprenden porque no alcanzamos a ver la primera causa, la que ha provocado ese azar, ese capricho. De conocerla, veríamos que todo tiene su lógica y no su mística. Claro que esta manía nuestra de verlo todo en términos de causas y efectos puede no ser más que un defecto de fábrica de nuestro cerebro.
 
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