Jaime, 3 de octubre de 2002, 12:55:14 CEST

Metamorfosis y encuestas


Leo en La Razón acerca del maquillaje electoral de Luiz Inacio Lula Da Silva, el favorito para ganar las elecciones brasileñas. Parece que Lula incluso asegura que ha moderado su discurso pensando sólo en "ganar la elección". Sé que es lo normal, sólo hay que pensar en las trayectorias de Adolfo Suárez, del Partido Popular o de Felipe González -salvando las correspondientes distancias-, pero jamás he entendido por qué los políticos se pliegan a los estudios de mercado, por qué se moderan o endurecen según lo que se diga en las encuestas. No hablo de evolución personal. Uno puede cambiar de opinión, equivocarse, sentirse atraído por otras ideas. Hablo de dar tumbos mercadotécnicos, de seguir modas, como si en lugar de traficar con ideas, los políticos vendieran ropa. Yo creo en la sinceridad inicial de toda esta gente, independientemente de la bondad o maldad de sus propuestas. Me imagino que cuando comienzan creen realmente que sus ideas son las que mejor pueden funcionar. Igual me engaño a mí mismo, pero prefiero pensar que todos esos grises cincuentones fueron ingenuos alguna vez. Y no entiendo que sean capaces de renunciar a sus ideas, de traicionarse a sí mismos, por alcanzar un puestecito insignificante, un sillón incómodo, un empleo que, al fin y al cabo, requiere siempre demasiado esfuerzo y que no imagino que dé mucho a cambio. Porque todo eso se acaba, incluidos los elogios y las alabanzas, y esos tipos acaban quedándose a solas consigo mismos. Sin despacho, sin cartera. No sé cómo se verán después de ese proceso de abandono de ideales, de miserias, de encuestas. Pero la sensación no será agradable, seguro.
P.D.: Aunque, claro, imagino que los políticos no son los únicos que se venden. A cambio de cualquier miseria.
 
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