noviembre 2024 | ||||||
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abril |
Yo marco mis límites
Un tipo se ha pasado once días sin dormir para demostrar que la falta de sueño no perjudica las facultades mentales. Obviamente, el mero hecho de querer demostrar algo así ya demuestra que muy bien de la cabeza no está, por lo que los datos que se puedan sacar de este experimento no son concluyentes. A mí lo que me interesa de todo esto es el tema de la superación personal. Me encanta superarme a mí mismo. Y a mí, más. Más incluso que a mí. Juego al ajedrez solo con el ánimo de ganarme de forma cada vez más humillante. Por tanto, no creo que le extrañe a nadie que haya decidido superar el récord de ese atontado: voy a pasarme al menos 280 horas sin dormir. Y pienso escribir durante todas esas horas para que quede constancia de mi hazaña. Gracias, gracias, gracias. De momento, llevo cuatro horAÇ^F¨JEMf. Perdón, se me ha caído la cabeza sobre el teclado. No porque me haya quedado dormido, ni mucho menos. Ha sido un tirón muscular. Ja, ja, aguanto el sueño sin problemas, gracias al café, y con todas mis funciones cerebrales incatcas. Inatacas. Intanacas. Itnacas. Intactas. Coño, ya. No tengo alucinaciones de ningún tipo, ya que ese cerdo que corretea por la habitación es de verdad. Y es que sólo pienso comer alimentos crudos. Se ve que eso ayuda a mantenerse despierto. Supongo que por la actividad física derivada de intentar comerse un cerdo vivo. ¿Dónde está mi café? ¿Dónde? ¡Cabrones! ¡Me habéis robado el café! ¡Queréis que fracas...! Ah, no, está aquí. Qué susto. Bien, se cumplen cuatro horas y seis minutos sin dormir. ¿Qué pasa? ¿Quién me grita? ¿Qué...? Ah, era la tele. Cielos, creo que estoy perdiendo la cabeza. Y eso que la dejé aquí mismo, ja, ja, ja. Tomaré anfetaminas. Le quitan el sueño a cualquijwofalgjjkjb. No sé qué me ha pasado. Me he desplomado sobre el teclado. Igual tengo algún problema neurológico. O del cerebro. O de la cabeza. No de la cabeza en sí, con los ojos y el pelo y la boca, sino de ese órgano gris y arrugado que está dentro del cráneo. ¿Cómo se llama? Se me ha olvidado. Eso que sirve para pensar. Ah, sí, oreja,p`dñonjjoooo. ¡Ah! ¡Ah! ¡No me he dormido! ¡Estoy bien! ¡Ah! ¡Ah! No hace falta dormir para estar sano. Ese cerdo duerme y huele mal, por lo que queda demostrado que dormir provoca olor corporal. ¡Ah! ¡Ah! ¡Me quiere matar! ¡El cerdo me quiere matar! No, no me quiere matar, sólo está comiéndose una planta. ¡La planta sí que quiere matarme! ¡Ah! ¡Ah! FPEjñefpjpejjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj jjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj+ ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¡No me he quedado dormido! Llevo aguantando cuatro horas y... Desde aquí no veo la aguja de los minutos. Me la clavaré. El dolor me mantendrá alerta. ¡Ah! ¡Ah! El cerdo me está apuñalando. Ah, no, que soy yo. Más café, necesito más café. Y anfetaminas. ¿Dónde está la cocaína? Mierda, no debería haber invitado a cenar a Kate Moss. Ni a Paquirrín. Ni a ese imitador de Maradona. Ni a los presentadores de Dolce Vita. Ni a los invitados de Dolce Vita. Ni a esa asociación de cocainómanos. Necesito estimulantes. Aiojsgrghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhh ¡Ah! ¡Ah! ¡Estimulantes! ¡Estimulantes! ¡Estimulantes! ¡No puedo quedarme dormido ahora! ¡Estoy tan cerca de conseguirlo! Esto servirá. No, sólo es una puerta. A ver... Aspirinas... No... Un bolígrafo... Si me lo clavo... ¡Ah! ¡Ah! ¡El cerdo quiere matarme otra vez! Ja, ja, qué tonto, no es el cerdo, es la planta. A ver... Hmm... Valeriana... Producto natural... Será como la cafeína... A ver qué talllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllfewfeppppppppppppppppppppppp pppppppppppppppppppppppppppppp ppppppppppppppppppppppppppppppp ppppppppppppppppppppppppppppp pppppppppppppppppppppppppppppp ppppppppppppppppppppppppppppppp pppppppppppppppppppppppppppppppp pppppppppppppppppppppppppppp ppppppppppppppppppppppppppppp pppppppppppppppppppppppppppppp ppppppppppppppppppp
Actualización: A pesar de las apariencias no me quedé dormido. Caí inconsciente, probablemente por algún tipo de reacción alérgica a la valeriana. Estuve sin sentido durante 342 horas y doce minutos. Si a eso le sumamos las cuatro horas y diecisiete minutos que llevaba despierto, pasé 346 horas y veintinueve minutos sin dormir, con lo que he conseguido, sí, no os cortéis, podéis aplaudir, UN NUEVO RÉCORD MUNDIAL. Gracias, gracias, gracias. Sí, me encuentro de maravilla. Algo cansado, por supuesto. Pero estoy en plena forma. Y ahora, si no os importa, voy a acostarme un rato, para intentar recuperar el sueño perdido.