Jaime, 16 de septiembre de 2002, 16:05:25 CEST

El universo creativo


Timothy Ferris asegura en varias ocasiones a lo largo de su Informe sobre el universo que la cosmología no puede responder a preguntas como si Dios existe o quién creó el mundo. De todas formas, en el "Epílogo contrateológico" de su (interesante) libro, se atreve a lanzar una propuesta acerca de cómo podría ser este Dios. Según Ferris, Dios podría haber creado el universo "a partir de un interés en la creatividad espontánea". A lo mejor quería "que la naturaleza produjera sorpresas, fenómenos que él mismo no pudiera haber previsto". Estos fenómenos son para el autor la vida y la inteligencia, "agentes que son creativos por sí mismos, lo que equivale a decir impredecibles". Me resulta atractiva la idea de un Dios que juega, que busca sorpresas y que quiere respuestas a sus acciones. Esta opción plantea, claro, dudas. Por ejemplo, respecto a la omnisciencia. Un Dios que se sorprende es un Dios que no lo sabe todo. Claro que podría darse el caso de que conozca todas las opciones posibles, pero no cuál será la que finalmente tenga lugar. Un universo cuántico, del que no se sabe su forma definitiva hasta que ésta es observada. Otro tema sería el de nuestro papel. Si estamos en un universo creativo, a lo mejor la especie humana no es más que una sorpresa. No somos, pues, el centro de la creación, sino apenas una de sus posibilidades. Otra duda que surge al respecto y que quizás no le resulte tan agradable a científicos como Ferris: si estamos en un mundo que sorprende al propio Dios, ¿podemos nosotros pretender saber algo acerca de este universo? ¿Quedaría algún espacio para las certezas, por mínimas que fueran? Claro que, en todo caso, esto no significa que haya que renunciar a querer saber cómo es la realidad, sino que hemos de ser conscientes de que esta realidad (si es que existe tal cosa) es inasible. Aunque, en el fondo, la ciencia no es más que eso: una búsqueda eterna de respuestas que acaban siendo reemplazadas por respuestas que son mejores que las anteriores, pero que no son, por suerte, definitivas. La renuncia sería el único fracaso. Es más, independientemente de esta sugerencia de un universo creativo, me da que nunca lo sabremos todo -ni siquiera casi todo- acerca del universo y de nosotros mismos. Nuestra forma de ver las cosas es demasiado limitada. La misma cuántica nos demuestra que nuestro sentido común, nuestros marcos, son débiles y poco útiles. No podemos renunciar a la causalidad, al tiempo, al espacio, al "X no puede ser A y B al mismo tiempo", a pesar de que parece que la naturaleza juega a todas esas cosas. Aunque quizás sí que lleguemos a saber algo. Con cierta seguridad. Quizás. Pero me temo que será, como mucho, después de muertos.
 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us