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abril |
Se vende armario
Bujeros S.A. es una innovadora inmobiliaria que vende y alquila armarios en pisos céntricos de las grandes ciudades. "La idea se me ocurrió haciendo limpieza en casa --explica Josep Rierols, presidente de la compañía--. Conseguí vaciar un armario que tenía lleno de basura y me dije, coño, en vez de amontonar más trastos, podría meter aquí a un inmigrante, o a un joven, o a ambos". Y así le realquiló el espacio a una estudiante de económicas. La experiencia fue tan buena que convenció a sus amigos para que pusieran algún armario a su disposición. Poco después fundaba su empresa. "Tenemos armarios de todo tipo y de todos los tamaños en toda España. Queremos atacar el resto de Europa, pero tendremos que esperar a que allí la relación entre los sueldos y el precio de los pisos nos sea aún más favorable". ¿Y cuánto cuesta vivir en un armario? Depende: "No es lo mismo uno empotrado de obra, que uno de roble, que uno de Ikea. En todo caso, se puede decir que estamos entre los cincuenta mil y los ciento veinte mil euros, con todas las excepciones que uno quiera. Por ejemplo, la gama de lujo, que comprende vestidores en la zona alta, puede llegar fácilmente a los doscientos mil". De sus clientes no se puede decir que estén insatisfechos. "Sé que quizás alguien crea que tengo poco espacio --explica Juan María Gutiérrez, un joven director de marketing que vive en un amplio armario de dos metros cuadrados--, pero hay que valorar otras cosas: primero, que puedo colgar todos mis trajes baratos; segundo, que vivo a dos manzanas de la oficina; tercero, que me ahorro una pasta en gas, luz y agua". Gutiérrez explica que ha aprendido a valorar lo fundamental: "¿Para qué quiero una Play Station 2 (o 3), si con una PSP me basta?", apunta. Este treintañero, como la mayoría de residentes en armarios, come en bares y se ducha en el gimnasio. Para lo demás, un práctico orinal es suficiente. Claro que también hay que tener suerte con los vecinos, es decir, con quienes ocupan toda la casa menos el armario en cuestión. "Yo antes vivía en el ropero de un niño --explica la doctora Casademunt--. Como me quedaba leyendo hasta tarde, la luz se colaba por las rendijas y el chaval se empeñó en que había un monstruo allí dentro. Fue divertido hasta que juntó a un par de amigos, me dieron una paliza con los palos de golf de su padre y me dejaron encerrada dos días". Y es que la única queja que comparten todos es que la cerradura, cuando la hay, sólo está por fuera. En todo caso, queda claro que Rierols y Bujeros S.A. le han dado un nuevo significado a la expresión "salir del armario": "Para mí significa ir a dar un paseo" --dice Gutiérrez, y sonríe tanto que sus ojos se cierran como los de un topo.