Jaime, 28 de febrero de 2006, 10:05:26 CET

Multitudes


En una clara muestra de su conocimiento del lenguaje de los medios de comunicación, Guy Fortune, el líder de la oposición asnalesa, se presentó en El Corte Inglés de la capital el primer sábado de rebajas. El diario radical Expresso tituló: "Una multitud sigue los pasos de Fortune". El texto de la noticia decía: "Cuatro millones de personas se congregan en el centro de Asnalia en contra de un gobierno corrupto, cobarde y feo". Al día siguiente, el moderado The Asnal Times publicaba un exhaustivo estudio que media la superficie de las siete plantas de El Corte Inglés y la densidad razonable, teniendo en cuenta el espacio ocupado por mostradores, perchas y cajas. Según el Times, aquel sábado "no se podrían haber concentrado más de 79.000 personas en apoyo del demagogo Fortune". La batalla de cifras siguió durante varios días. El Expresso resaltaba que no se había tenido en cuenta la gente que estaba en los aparcamientos ni la que iba entrando y saliendo del centro comercial. También desestimó la cifra de densidad que aportaba el Times: "¿Dos personas por metro cuadrado? Eso sólo en el caso de que estén tan gordas y huelan tan mal --en todos los sentidos-- como el presidente del gobierno. Los ciudadanos que apostamos por Fortune estamos fibrados y olemos a colonia cara y a jabón del bueno". El Times aportó un dato que no dejaba de tener su busilis: "La oposición asegura que entraron en El Corte Inglés cuatro millones de personas. ¿Cómo es posible, si en toda Asnalia sólo viven un millón y medio?" La respuesta del Expresso fue contundente: "La comunidad internacional también acudió a El Corte Inglés a apoyar a Fortune, un tipo que, recordemos, se quedó calvo a los treinta y un años de tanto pensar y estudiar". Al final los ciudadanos salieron a la calle a resolver este asunto como lo han hecho siempre las grandes civilizaciones: con tumultos, saqueos, coches incendiados y enfrentamientos con la policía. Resultado: dos muertos, treinta y cuatro heridos, ochenta y siete detenciones, cuarenta y dos coches chamuscados. Y, por supuesto, un clima de crispación terrible por culpa del cual nadie cayó en la cuenta de que en Asnalia todo el mundo tenía un puesto de empleo, para horror de los hasta entonces felices y ociosos asnaleses. "¡Ah, ah --gritaban por las calles-- mañana me tengo que levantar a las siete, ah, ah...!"


 
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