Jaime, 27 de febrero de 2006, 10:17:08 CET

Contra los arquitectos


El derrumbe de un edificio en Asnalia, capital de Asnalia, ha provocado una ola de protestas por todo el país en contra de los arquitectos. Hay que recordar que este incidente en el que hubo dos muertos y diecisiete heridos, se une al derrumbe de una pared en una casa de campo situada en las afueras de la ciudad. Los tumultos y manifestaciones duran ya cuatro días, y se han sucedido los enfrentamientos con la policía y las consiguientes detenciones. Cuatro manifestantes y un policía han tenido que ser hospitalizados. Más graves han sido los ataques a arquitectos. El colegio de arquitectos ha sido incendiado y la facultad de arquitectura lleva varios días sitiada. Al menos siete profesionales de este ramo han denunciado lesiones y agresiones, y la mayoría no se atreve ni a salir a la calle, a pesar de que hace un tiempo estupendo. Obviamente, ha sido necesaria la intervención del primer ministro asnalés, que en un discurso televisado ha llamado a la calma y ha recordado que "aunque los arquitectos han de responsabilizarse de sus obras, en nuestro país hay libertad de elección de profesión. Y la libertad es sagrada. Muchos arquitectos no tienen culpa de lo sucedido. Algunos ni siquiera ejercen como tales". El reconocido arquitecto asnalés Hans Hanselman, ha declarado desde un congreso en Londres que está "harto del acoso sistemático" al que se ven sometidos los arquitectos: "¿Qué hay de los albañiles y de los ingenieros y de los jefes de obra? ¿Acaso no es también responsabilidad suya que las casas se caigan?" La prensa ha sido unánime en su rechazo a los linchamientos y a los insultos, pero algunos rotativos como el Asnal Times han recordado que "la libertad tiene sus límites y si un hombre libre escoge libremente la arquitectura como profesión, ha de cargar con las responsabilidades que esta decisión conlleva". En cambio, el sensacionalista Expresso no ha dudado en afirmar que Asnalia sería "un país más grande, líder en Europa y en el mundo, si decidiera dar el paso valiente que la ciudadanía le reclama: la tranquilidad de los asnaleses pasa por eliminar la profesión de arquitectura y forzar a los arquitectos, esos verdugos pijos y despiadados, a buscarse una profesión digna y honrada. Porque a pesar de toda la palabrería pusilánime y bienintencionada, tengamos bien presente que si no hubiera arquitectos, las casas no caerían. Los romanos y los griegos no contaban con estos dibujantes vanidosos y sus templos y palacios siguen casi en pie, después de siglos de guerras, hambre y epidemias".


 
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