Jaime, 11 de enero de 2006, 8:52:30 CET

La verdad está ahí fuera


Luisa Estébanez lleva diecisiete años buscando la verdad. En su incansable trabajo de exploración ha recorrido Tailandia, el norte de Rusia, Tayikistán, la República Checa y Rumanía, aunque actualmente ha optado por las plantas de caballeros de los grandes almacenes de todas las capitales de provincia españolas. "Tiene que estar por aquí --afirma, convencida--. Se me debió caer o algo mientras compraba aquella camisa". Estébanez afirma que, a pesar de lo que algunos creen, "la búsqueda de la verdad no es una cuestión de exploración interna. La verdad es objetiva y sólo hay una. Por lo tanto, tiene que estar en algún sitio". La filósofa explica que una vez creyó haberla encontrado, "pero al final resultó ser una calculadora. Su precisión me confundió". Esta pensadora decidió pasar a la acción después de una experiencia casi mística en un restaurante. "El camarero aseguraba que la trufa blanca que acompañaba al carpaccio era de verdad". Esta frase le hizo pensar que la verdad era una región geográfica húmeda, cosa que facilitaría la presencia de estos hongos. "Ahora creo más bien que es un objeto verde y que cabe en una maleta. Quizás en una de las grandes". Como es natural, Estébanez ha tenido que lidiar con farsantes que querían sacarle los cuartos a cambio de falsas verdades. "Me han intentado vender de todo: tostadoras, libros, un juego de sartenes, una falda monísima, una Play Station, un loro muerto... Pero nada de eso era la verdad. Eso sí, la falda me queda de muerte. Sólo espero --concluye-- encontrarla antes de morir. Y ya me queda poco. Aún soy joven, pero presiento que mi hora se acerca". Deja de hablar y termina su taza de té. "He de coger un avión", dice sonriendo, pero con la mirada triste. Sale de la cafetería. Cruza la calle. Farruquito acelera su BMW. Se oye un frenazo. Estébanez grita y se estrella contra el parabrisas. Cae al suelo como una maleta de las grandes. Farruquito se baja del coche. "Ep --dice--, todo el mundo tranquilo, que tengo carné". La gente le aplaude. Llega una ambulancia. Recogen a Estébanez con una pala. Farruquito, gritan, eres el mejor. Te queremos, Farruquito. Faaaarru... Faaaarru... Faaaarru... Baila, baila, y Farruquito baila.


 
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