Jaime, 22 de noviembre de 2005, 9:30:06 CET

Ganar dinero es un arte


Fiasca es todo un ejemplo de administración empresarial moderna. Su atrevida gestión de personal y su agresivo plan de control de gastos se han convertido ya en modelos clásicos que se estudian en todas las facultades de economía. La empresa recortó puestos de empleo tan inteligentemente que consiguió trabajadores negativos, es decir, gente que pagaba por no ir a trabajar. Todo un negocio. Al fin y al cabo, yo pagaría porque me dejaran dormir hasta las doce y levantarme a ver el programa de la Campos con un café en la mano. ¿Y quién no? La pregunta que se hacen los economistas al respecto de esta interesante experiencia no deja de tener su busilis: ¿pueden permitirse los parados pagarle un sueldo a sus ex jefes? ¿Es este sistema sostenible? ¿Pueden los empresarios soñar con ese mundo perfecto en el que cobrarían por no tener trabajadores, que es incluso menos molesto que cobrar por dejar que alguien trabaje en TU fábrica y pueda ROMPER ALGO? Obviamente, la respuesta la da el mercado. Mientras haya alguien dispuesto a pagar, habrá alguien dispuesto a cobrar. En cuanto alguien deja de pagar, entran en escena el cobrador del frac, las palizas, las piernas rotas, las expropiaciones, los secuestros y, en definitiva, el terrorismo. De todas formas, resultará complicado saber hasta qué punto la empresa ha tenido éxito con estos recortes. Dada su situación actual. Porque hace dos años comenzó a deslocalizar sus actividades y lo hizo tan a conciencia que ya nadie sabe dónde están las fábricas y oficinas de la compañía. El año pasado la interpol encontró a uno de los consejeros delegados en el Hilton de Qatar. Este ejecutivo fue incapaz de explicar cómo había llegado hasta allí y si le acompañaba algún empleado o compañero del consejo de administración. Sólo declaró que pensaba cargar los gastos del minibar a la compañía, cacahuetes incluidos, y que hacía ya más de dos meses que le tendrían que haber cambiado el móvil. "Necesito uno con la pantalla más grande --explicó--. Con este casi no veo las figuritas del Tetris". Hace dos meses, una caja de los productos de la compañía llegó a un comercio de la carretera de Sants, procedente de Seúl. Pero en Seúl sólo se pudo encontrar al director de marketing, que aseguró que le habían despedido hacía cuatro años y que no encontraba el aeropuerto. Y hace tres semanas apareció el cadáver de uno de los fundadores de la empresa. El cuerpo fue hallado en un parking de Nueva York. Los investigadores no saben qué pensar al respecto. Sobre todo porque este hombre había sido enterrado en 1934, en Milán. Su mujer, que aún vive, se mostró indignada. "Nunca supo estarse quieto --explicó--. No paraba de dar vueltas en la cama. Tuve que asesinarle. Desde entonces duermo estupendamente y por eso me conservo tan bien". Las malas lenguas dicen que en realidad se baña en la sangre de vírgenes a las que ella misma asesina, cosa que es absolutamente falsa porque hoy en día no quedan vírgenes. Pero el caso es que Fiasca es todo un modelo de empresa moderna y bien gestionada, sobre todo entre las compañías de su sector, que ahora no recuerdo cuál es. Creo que hacen, o hacían, cosas de plástico, pero no me atrevería a jurarlo.


 
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