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abril |
El ataque de los filólogos asesinos
Hay que ver lo mal que tratamos la lengua hoy en día, mucho peor que antes, dónde va a parar, si antes la gente hablaba en sonetos. Ay, si Lázaro Carreter levantara la cabeza. Pánico en Madrid, ya lo estoy viendo, el ataque de los filólogos zombis. Todos los académicos muertos, los muertos y enterrados, quiero decir, no los muertos que se reúnen los jueves, vaya, los clínicamente muertos, no sé si me explico. Por dónde iba. Ah, sí, todos los académicos muertos saliendo de sus tumbas y atacando a los pobres laístas, leístas, dequeístas, queístas y demás istas. Groar, ése de ahí dice que el tabaco perjudica seriamente la salud, comámonos su cerebro. Y tras una orgía de sangre, destrucción y quizás también sexo, Lázaro Carreter y su ejército de muertos vivientes volverían a sus ataúdes, amenazando con volver en cuanto a alguno se le ocurriera confundir infligir con infringir, o decir dentrífico por dentífrico. Ay, si Lázaro Carreter levantara la cabeza. Se daría con la tapa, como decía el chiste.