Jaime, 6 de mayo de 2005, 16:31:29 CEST

En total, veinte


No sé qué se piensan algunos. Que somos tontos. O que estamos ciegos. Dato: ayer fue 5 de mayo de 2005. O sea, el cinco del cinco del cinco. Fecha de rima fácil. Hasta ahí, todo bien. Bueno, ni bien ni mal. Lo que tocaba. O eso se supone, que uno ya es que duda de todo. Otro dato: ayer hubo sorteo de la Primitiva. De acuerdo. Es algo que acostumbra a pasar los jueves. A no ser que en realidad los miércoles nos droguen y pasemos todo el jueves en coma hasta despertar el viernes con un ligero dolor de cabeza y falsos recuerdos implantados. Pero supongamos que a pesar de los indicios todo va cómo nos dicen que va. Tercer dato. El que le hace a uno levantar la ceja y poner cara de sospechar mucho: el reintegro cayó en el número cinco. Qué casualidad. El cinco del cinco del cinco te devolvían el dinero si habías apostado por el cinco. Y nosotros tenemos que creérnoslo. Y si alzamos la voz es que estamos locos. Porque así funciona la maquinaria del gobierno. No te prohíben hablar. Eso les da credibilidad. Y usan esa credibilidad para llamarte majara. Fíjense en el pobre tarado, qué pena, pero no se preocupen, el estado le ingresará en un hospital blanco y limpito. Aun así, algunos razonamos, jugándonos la vida. Y vemos las conexiones que se ocultan tras la fachada de la maquinaria del estado, de las grandes corporaciones y de los comunistas. Que vienen a ser lo mismo. Unos masones que deciden el destino del mundo. Para ganar dinero. Cuatro cincos. Ya. Y qué más. Lo peor es que algunos se extrañan de que los extraterrestres quieran liberarnos. Suerte tenemos de los alienígenas. Y suerte que dentro de poco volverán para gobernarnos. Pero, claro, esa es otra de las cosas que ocultan el gobierno, la Cia y el Ministerio de Hacienda. Cuando los platillos sobrevuelen París, no podrán negar la evidencia como hicieron en 1864 y en 1986. Esta vez no.


 
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