Pero bueno, ¿cómo es posible? ¿Dónde iremos a parar? Esto ya es lo último. No, si resulta que ahora hasta la gente con dinero, como el pobre
Mario Conde, va a la cárcel. Y veinte añitos, nada menos.
Esto en mis tiempos no pasaba. Si uno podía pagarse un abogado caro -nótese que el adjetivo siempre es "caro", nunca "bueno"-, no dormía más de dos noches fuera de casa. Lo peor que podía pasarle a uno era tener que disfrazarse de
Superman y sacudirles coscorrones a ex ministros.
En fin, la sociedad cada vez va a peor: se convocan huelgas, se desprotegen islotes mediterráneos y cada vez más gente se cuela en el metro. Encima va a ser verdad que todos -o casi todos- somos iguales -o cada vez más iguales- ante la justicia. ¿Qué será lo próximo? ¿Juicios rápidos? ¿Empleos dignos?