Jaime, 28 de enero de 2005, 10:20:56 CET

Que quede claro


La política y el tiempo son dos buenos temas sobre los que hablar cuando no hay otro tema mejor. Parece que refresca. Pues sí. Y lo del Plan Ibarretxe, ¿qué? Usted dirá. Teniendo en cuenta que si yo tengo una misión en esta vida es la de demostrarle al mundo entero y a parte del extranjero que aburrirse es una actividad enriquecedora, voy a proceder a dar una visión clara, certera, honesta y objetiva acerca de la situación política actual. El caso es que se está cometiendo un error de base al hablar de los últimos acontecimientos políticos. Lo dice Matthew Al Missatcher en un desconocido periódico de un pueblo de Massachussets (el Saskatchewan Shopper): "No hay más que ver lo que dice la izquierda para que quede claro lo que dice". Ah, la sutil ironía de Missatcher, que entronca con lo que siempre he dicho acerca de los economistas que me dan la razón, que qué razón tienen. El caso es que una vez más y debido a nuestro delirante antiamericanismo, hemos dejado de lado Estados Unidos. Miremos el mapamundi: es bien cierto que Estados Unidos está a la izquierda del todo --otra ironía--, pero hay que recordar que se trata de un país enorme, por muy pequeño que sea el dibujo. No podemos pretender arrinconar un sitio tan grande; sería como encerrar un elefante en un armario. Mira que es grande Estados Unidos. A lo alto y a lo ancho. Uno empieza a apilar trastos y siempre le sobra espacio. No estamos hablando de Andorra, precisamente. Y éste es otro error: hablemos del singular caso de Andorra, que nos servirá para compararlo con el mal endémico de la sociedad española, mal que comparte con las sociedades extranjeras. Bien, ya hemos hablado del singular caso de Andorra. Volvamos a lo que nos ocupa: el peligroso cariz que está tomando la conducta de ciertos políticos y ciudadanos. Hay que dejarlo claro: la mayoría de los votantes no tolerará este guerracivilismo islamopacifista de la derechona de siempre, la de Stalin, los gulags y Guantánamo. A no ser que sí los tolere, en cuyo caso los tolerará. Asimismo, no me cansaré de recordar que las competencias de los ayuntamientos en esta materia son escasas, sobre todo en comparación con los casos de Irlanda, Chile y Birmania, donde tan buenos resultados ha dado parte de esta manera de hacer las cosas. La otra parte ha provocado el aumento del crimen y el cierre del ochenta por ciento de los hospitales, pero eso no es lo importante. Lo verdaderamente crucial es que hay algunos que sobre esto no piensan lo mismo que yo y se mantienen erre que erre en su error. Eso les pasa porque desayunan poco: el desayuno es la comida más importante del día, aunque también la más triste, ya que sólo desayunamos cuando nos despertamos antes de las dos. La excepción: Berlín, donde uno puede desayunar cuando le dé le gana. Pero, en definitiva y por mucho que a algunos les sorprenda, lo cierto es que Alemania es otro país. También hay que admitir una cosa, y llegado el caso así lo haré, porque a mí no me duelen prendas en rectificar. Otra cosa es que hasta ahora jamás me he equivocado y dudo mucho que comience a estas alturas: los vicios se cogen todos en la adolescencia. Dicho lo cual, y a modo de conclusión, no olvidemos que el liberalismo y el libertinaje son dos cosas distintas, y que la segunda es más divertida que la primera. Ahora, esto no significa que debamos ir a la guerra. Bastará con dos o tres bombardeos, a modo de aviso.


 
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