octubre 2012 | ||||||
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Pena de muerte
Jaime Rubio fue juzgado la semana pasada por asesinato. Al parecer, estaba en un bar hablando de política, asegurando que Prusia resurgirá, cuando uno de los clientes del mismo establecimiento le pidió que por favor bajara la voz y se subiera los pantalones. Rubio sacó un trabuco de la época carlista, apuntó cuidadosamente a este cliente, disparó y le dio a una lámpara, lo que provocó un cortocircuito, un posterior incendio y la muerte por asfixia justo del cliente que se había encarado con él, en lo que Rubio catalogó durante la vista de "justicia divina".
Preguntado por el fiscal por los motivos que le llevaron a este acto atroz, Rubio explicó que "no me gusta discutir. Cuando discuto se me queda muy mal cuerpo. Es todo muy desagradable. Mejor eliminar de raíz toda causa de disputa y vivir en paz con uno mismo y con los demás. Mi lema es 'vive y deja vivir'".
El abogado de Rubio le preguntó por qué no le había hecho el ingreso con la provisión de gastos acordada, a lo que el acusado respondió que había ordenado la transferencia, pero que era de un banco de fuera de España, por lo que podría tardar hasta cinco días. El letrado le recordó que ya había usado esa excusa antes, a lo que Rubio respondió que él estaba muy orgulloso de no deberle nada a nadie y de cortar de raíz con las personas que le lanzaban falsas acusaciones, ya que le generan malestar y no le permiten vivir en paz consigo mismo y con los demás. En ese momento, Rubio sacó su trabuco de la época carlista y apuntó cuidadosamente a su abogado, pero antes de que pudiera disparar, tres alguaciles se lanzaron encima de él.
Tras unos momentos de confusión en los que la melée casi deviene en orgía, Rubio fue inmovilizado. Sus últimas palabras antes de ser amordazado fueron: "¡Me tratáis así porque soy de Prusia!"
El juez preguntó cómo era posible que el acusado hubiera entrado en la sala con un trabuco, a lo que uno de los responsables de seguridad respondió "el que tengo aquí colgado", en una gracia que no rió nadie, aunque luego fue tuiteada, consiguiendo la nada despreciable cifra de siete favs.
El juez sentenció a Jaime Rubio a la pena de muerte, añadiendo que "le condeno a morir de viejo, pero dentro de dos semanas". El sentenciado está ahora mismo envejeciendo muy rápido en la prisión Modelo de Barcelona: ya tiene todo el cabello blanco, lleva los pantalones justo por debajo de los sobacos y se queja mucho de cómo se peina la juventud. El médico aún no ha podido determinar si su deterioro va acorde con la ejecución de la condena, ya que Rubio le echa de la celda a bastonazos cada vez que le ve, gritando cosas como "AÚN NO ME ENTERRARÁS, MATASANOS; FUERA DE AQUÍ, LOS PRUSIANOS NO NECESITAMOS MÉDICOS".