julio 2009 | ||||||
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La liebre y la tortura
La liebre y la tortura es un cuento clásico para niños que nos enseñó que a veces es necesaria la mano dura. Fijémonos en el argumento de la historia: ¿quién gana la carrera? No es la blanducha liebre, por muy graciosas que sean sus orejitas y divertido que sea su hociquillo. Su inocencia vegetariana no le sirve para nada ante la efectividad brutal de la tortura. La tortura gana porque es capaz de agarrar a la liebre por el cuello, atarla a una silla y soltarle descargas eléctricas en los pezones con unas pinzas y una batería de coche. Y esto es lo que tienen que aprender los niños. Que la liebre sólo confesará bajo tortura que lleva un detonador en las tijeras de uñas y explosivo líquido en la botella de Nestea a medio beber que piensa subir al avión. Los terroristas no deberían considerar que se pueden aprovechar de nuestra bondad y nosotros no deberíamos confundir la bondad con la blandura apeluchada de los roedores.