martes, 22. noviembre 2011
Jaime, 22 de noviembre de 2011, 20:13:11 CET

Acerca de la importancia de desahogarse


A: Sólo quiero que sepas que si necesitas hablar con alguien, aquí estoy. B: Hombre, pues ahora que lo dices... A: En serio, está mal que yo lo diga, pero todo el mundo comenta que yo sé escuchar muy bien. Entiendo lo que la gente me cuenta, lo que se calla, lo que le gustaría decir. Hago míos sus problemas, sus inquietudes, sus inseguridades. B: Precisamente... A: Esto creo que me viene de mi padre. Él era camarero, ¿sabes? Llevaba en la sangre lo de escuchar a los demás. Igual que la sífilis. Lo malo es que todo lo que él escuchaba eran excusas para no pagar y eso le obligó a cerrar el negocio. B: Ya, verás, resulta que... A: Pero mi padre no sólo escuchaba, sino que hasta tomaba apuntes. Y por eso, una vez bajó la persiana del bar por última vez, sacó su lista de morosos, su escopeta y les pegó un tiro a todos. Eran del barrio, así que acabó pronto y se pudo tomar el resto de la tarde libre. Se lo merecía. Llevaba dos meses trabajando sin descanso en ese bar, desde las seis hasta las ocho. De la tarde. Las dos horas. Pero muy intensas. De martes a jueves. Es importante disponer de un fin de semana largo. Para desconectar. Pero lo de desconectar fue años más tarde, en el hospital y después de una larga enfermedad. B: Ya... A: Casi le arrestan. Llegaron dos policías, le vieron con la escopeta y las manchas de sangre en la camisa, y claro, sospecharon. Uno de los agentes le preguntó si había matado a alguien y mi padre hábilmente contestó que no. El otro agente no estaba muy convencido y le preguntó si estaba seguro de lo que decía, pero mi padre no cayó en la trampa y esta vez contestó que sí. Mi padre era un tío muy despierto. Siempre que no le pillaras a la hora de la siesta, claro. B: Aham. A: También es verdad que la policía ya no es tan confiada como antes. B: Ya, sí. A: Antes era otra época. Y no como ahora, que es esta época en concreto. El otro día, por ejemplo y sin ir más lejos, era otro día. Era jueves, si no recuerdo mal. B: Puede ser. A: Pues eso. Jueves. Siempre entre el miércoles y el viernes. Este país no innova nada y así nos va. No hacemos nada diferente, nada que rompa los esquemas. Nos dejamos llevar y cuando alguien pone en duda nuestra forma de actuar, respondemos con aquello de "siempre se ha hecho así". Fíjate, ¿eh? Siempre se ha hecho así. Pero lo importante es "¿por qué se ha hecho siempre así?" Y a eso la gente no sabe qué responder. Porque lo único que le importa es la comodidad. B: Estar cómodo no tiene nada de malo... A: Yo te voy a contestar a esa pregunta. ¿Por qué se ha hecho siempre así? Repuesta: porque eso es lo que le interesa a los poderes establecidos. ¿Y cuáles son los poderes establecidos? Son cuatro: volar, la invisibilidad, superfuerza y rayos X. Ojo, hay más, pero esos son los establecidos. Tenemos por ejemplo los poderes informales, entre los que se cuentan los rayos láser en los ojos, y los poderes notariales, entre los que está la facultad de firmar documentos legales en nombre de otra persona. Estos son carísimos. B: Sí, sí... A: Pero me desvío del tema. Lo importante es que si tú quieres hablar de cualquier cosa, aquí estoy yo para escucharte, para que te desahogues. Saca lo que llevas dentro. Pero sin vomitar, jaja... El otro día vomité, en serio. B: Pues resulta que... A: Estoy bien. Gracias por preguntar. B: Bueno, es que... A: No, no importa. Sigue con tus cosas. Sólo me sentó mal la cena. B: Decía que... A: Nada, tú a lo tuyo, como si yo no existiera. Da igual, no tengo sentimientos. No, no estoy llorando, sólo se me ha metido algo en el ojo. En serio... A ver... Ay, ya sale... Mira, un elefante. No te asustes, tranquilo, está muerto. B: Verás, hoy en el trabajo... A: Ah, el trabajo. El medio por el cual nos realizamos como personas. El trabajo es lo que nos diferencia de los animales, al menos de algunos de ellos. Las mulas por ejemplo también trabajan. Y cobran, en forma de alfalfa. Hay más cosas que nos diferencian de los animales. Son seis: el uso de cubiertos, que utilizamos a menudo la expresión "anda que no", la lotería, que a veces nos rascamos aunque no nos pique nada (por vicio), el trabajo (a excepción de las mulas) y que constantemente estamos buscando cosas que nos diferencien de lo animales. Esto me recuerda a la última conspiración que he leído: resulta que el gobierno conspira para que creamos que conspira. Lo hace con el objetivo de desviar la atención sobre otra conspiración que es aún más secreta y que también es falsa. Pero perdona, te he interrumpido. Dime, dime. B: Nada, decía que... A: El lenguaje es algo maravilloso. ¿Has probado alguna vez a escribir una palabra? Yo aprendí a escribir hace unos meses y es algo que me fascina. Tú por ejemplo escribes "mesa" y te sale como un garabato. Que significa mesa. Pero que no se parece en nada a una mesa. En cambio, la palabra "garabato" sí se parece a un garabato. Ahí noto una falta de criterio alarmante. La palabra "garabato" debería parecerse a otra cosa. A una pera, por ejemplo. B: Bueno, yo me voy ya, que es tarde. A: Vaya, ya lo siento. Bueno, pues nada. Ya sabes, si quieres hablar, aquí me tienes. B: No sé, doctor, creo que voy a cambiar de psiquiatra.

Chimpún.


 
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