viernes, 9. mayo 2008
Jaime, 9 de mayo de 2008, 8:54:18 CEST

En contra del arte


Yo era un amante del arte hasta que intenté colgar un cuadro y destrocé una pared. Era una pared estupenda. Llegaba del suelo al techo y cumplía su función perfectamente (ayudar a separar dos habitaciones). No le había hecho nada a ese cuadro. Ni a ese martillo. Ni a esos clavos. Ni a la taladradora. Ni a los alicates. Ni al cepillo de dientes que creí, en un ataque de ingenio macguiveriano, que ayudaría a solucionar cierta parte del estropicio. El arte no causa más que problemas. Ha sido así desde los inicios de la humanidad. Por ejemplo: esos cavernícolas que pintaban bisontes y ciervos al parecer con la intención de que los dioses les ayudaran a cazar, ¿acaso cazaron más gracias a esas pinturas? Por supuesto que no. Al contrario. Porque en lugar de salir de caza se quedaban ahí en sus grutas, pintando. Lógico. Nadie puede estar en dos sitios a la vez. Y menos en esa época, en la que no había obesos (bien, un chiste de gordos; nunca fallan) Creo que con esto queda demostrado que el arte debería ser erradicado de nuestra existencia y los pintores y demás obligados a casarse, tener hijos y aprender un oficio de verdad. Lo mismo vale para los que hacen cortinas (¿cortineros?). Colgar una cortina es igual de imposible y destructivo que colgar un cuadro. ¿No podrían inventar algo práctico, sencillo y agradable? No sé, una grapadora de persianas o algo. En serio, los pintores y los cortineros quieren acabar con el modo de vida occidental, dejándonos sin paredes, expuestos a los ataques de la climatología y pretendiendo además cobrar por ello. Por supuesto, aliados con los tipos que fabrican taladradoras (¿taladradoreros?). ¿O quizás debería decir, en un hábil juego de palabras, desparedadoras? No, no debería. Ah, los taladros. Pero al menos se ve que son algo que simplemente y se mire como se mire va a causar mucho mal. Los cuadros son bonitos. Las cortinas le gustan a ciertas personas (escribiré lo que todo el mundo está pensando: a los gays; pero que conste que es un estereotipo absurdo: conozco a un heterosexual que una vez compró unas cortinas e incluso dijo que eran, cito textualmente, "bonitas"). Pero en cambio los taladros son feos, pesan demasiado y, sobre todo, hacen mucho ruido. Sí. Son pura maldad. Por dentro y por fuera. Diablos con cable. O con batería. Hoy en día todo tiene baterías. Y conexión USB. ¡Hasta las toallas! No, espera, las toallas, no. Los ordenadores portátiles, sí, por ejemplo. Pero, claro, decir que hoy en día incluso los portátiles tienen batería y conexión USB resulta poco convincente. Diremos, pues, y aunque faltemos a la verdad, que hoy en día incluso las toallas tienen batería y conexión USB. ¡Hasta eso hemos llegado! ¡Indignante! ¡Y todavía hay gente que cree que la sociedad contemporánea no está en decadencia! Yo, por ejemplo. No lo creo en absoluto. Me parece un tópico. Todas las sociedades de la historia han dicho de sí mismas que estaban en decadencia. Bueno, creo. Tampoco lo he comprobado, una por una. Ni siquiera una de cada cinco. Pero el caso es que el arte da asco. Los cuadros, vamos. La escultura tiene un pase porque la dejas por ahí tirada y ya está, a adornar sin romper nada. No hay que colgarla. Al menos, la mayor parte. Un setenta por ciento, pongamos. Un ochenta, incluso. ¿No se os está haciendo largo este párrafo? No, a mí tampoco. Qué rabia que llueva en fin de semana, ¿no? No es que me importe mucho porque tampoco soy de ir al campo o a la playa. En realidad, me da igual. Hasta tiene su gracia. Que se jodan. Luego el lunes quejándose todos. Déjame en paz, pesao. Si no has ido a la playa porque llovía no es mi problema. No quiero que me lo cuentes. Móntate un blog, como todos esos tíos raros de internet y cuélgalo. Je, je, un blog. Hay que tener tiempo libre para esas cosas. Yo no tengo tiempo libre. Llego a casa destrozado del trabajo y sólo tengo tres horas para tumbarme en el sofá a ver la tele, luego cenar, luego ver la tele tres horas más y luego a dormir. Si es que la vida moderna no te deja tiempo para nada. Y menos para un blog. Ahora sí que se ha hecho largo. Pero las frases eran más bien cortas, ¿eh? Así, en plan coloquial. Bueno. Es lo que tiene. Un blog. Je, je. De todas formas, debería probar eso de internet. No quiero quedarme atrás. A lo mejor está bien. Hay que mantener la mente abierta. Aunque entre algo de corriente.


 
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