Jaime, 9 de octubre de 2007, 12:22:49 CEST

Tratamiento


A: Doctor, hay algo que no sé si puedo contarte. B: Te recuerdo que todo lo que me digas quedará entre nosotros. Ningún médico puede ir aireando los secretos de sus pacientes bajo ningún concepto. A: Es que es algo que me da apuro confesar. B: No uses el término confesar: implica culpabilidad, y esa culpabilidad es justamente la que tenemos que erradicar. A: Pero no sé si podré alguna vez superar estos sentimientos que me atenazan. B: Mira, soy psiquiatra, aquí he escuchado de todo. Puedes contarme lo que sea, te ayudaré. Además, creo que quieres contármelo. Si no, no me hubieras dicho nada de nada. A: Verás… No sé cómo empezar… B: Tómate tu tiempo. A: Ya sabes que… No sé cómo… Tengo fantasías sexuales… B: Eso es sano. No debes avergonzarte. A: Pero esas fantasías… Esas… fantasías… B: Ánimo. A: Tengo fantasías sexuales con mi madre. B: ¡Ah, qué asco! ¡Depravado de mierda! A: Pero... Pero... B: ¡Pero qué tío más asqueroso! ¡Cerdo maniaco! ¡Con tu madre! ¡Tú estás fatal! Es lo más repugnante que oído en mi vida. A: Dijiste que podía contártelo… B: ¡Yo qué sabía! ¡Pensaba que te hacías pajas, como todo el mundo! ¡Con tu madre, pero qué asco! ¿Eres adoptado? A: No. B: Ah, puaj, ah… Cielos, ya decía papá que tendría que haberme hecho dentista. Y le dije que no, que me parecía desagradable. A: Dijiste que me podrías ayudar. B: ¿Que yo qué? ¡Maldito degenerado! ¡Sal de mi consulta! ¿Que te ayude? No quiero ni verte. A: Dijiste que te lo podía contar todo. B: ¡Sal de aquí! A: Por favor. B: ¡NO ME TOQUES, TE LO ADVIERTO, NO ME TOQUES! A saber dónde han estado esas manos. A: Necesito ayuda, doctor. B: Oh, y tanto que la necesitas. A: Pero tú eres mi médico. B: No, ya no. A mí déjame en paz. Puto chiflado. A: Pero lo mío no es tan raro. B: Puto enfermo, cómo puedes decir eso. Mira, si cuando cuente a tres sigues aquí, pienso llamar a la policía. A: ¿Y qué hay de Freud y el complejo de Edipo? B: No sé de qué me hablas, déjame en paz. Uno. A: ¡Si no me ayudas me suicidaré! B: Será lo mejor para todos. Dos. A: Me voy, me voy. (Sale corriendo y llorando) B: Con su madre, qué asco. Pero qué cosa más repugnante. Es lo más asqueroso que he oído a lo largo de mi carrera profesional. ¡Enfermera! C: ¿Sí, doctor? A: No le vuelva a dar hora a mi hermano. Ya no es mi paciente. C: Sí, doctor. B: Y si vuelve a llamar, dígale que no estoy. C: Sí, doctor.


 
Menéame Envía esta historia a del.icio.us