Jaime, 22 de mayo de 2007, 10:18:57 CEST

Una carta


A: Buenas, le traigo una carta de su madre. B: Gracias. A: Dice que se encuentra bien, pero que haga el favor de mirar lo del gato. Supongo que usted lo entenderá. B: Hombre, ¿pero la ha leído? A: Por supuesto, yo soy un profesional. B: ¿Un asesino a sueldo? A: No, ése es mi hobby. Soy un profesional del correo. No sé si lo sabe, pero cartero viene del latín miserere, que significa "el que lee las cartas ajenas". B: Eso es mentira. A: Probablemente. Lo que ocurre es que me siento tan solo. B: Eso es porque se sienta en un sillón. A: ¿Está intentando hacerse el gracioso conmigo? B: Pruebe a sentarse en un sofá. Así dejará espacio para que se siente más gente y, con un poco de suerte, se sentará acompañado. A: No tiene gracia. Es usted muy cruel. B: ¿Por qué? A: No tengo dinero para un sofá. B: Oiga, de todas formas, esta carta llega con algo de retraso: mi madre murió en 1964. A: A mí no me mire, yo sólo llevo en correos desde 1958. B: Precisamente. A: No, pero es que en aquella época contábamos el tiempo al revés. Luego los progresistas ganaron las elecciones e invirtieron el sentido del tiempo. No sé si hemos ganado algo. Piense que en aquella época, internet sólo era un mal recuerdo. B: Ya, pero se encaminaban sin remedio a la Edad de Piedra. A: Puede, pero eso no lo sabíamos. Creíamos que el futuro nos traería coches de caballos, libros escritos a mano, menos contaminación y guerras sin bombas. B: Sí, el hombre siempre sueña con un futuro mejor. Supongo que para ustedes Quo Vadis era una novela de ciencia ficción. A: Y Philip K. Dick, un reconocido autor de novela histórica. No me gustó su adaptación de Blade Runner. La película era mejor. Aunque supongo que sólo lo digo porque la hicieron antes. Aunque después resultó que la habían hecho más tarde. B: Ah, qué lío esto del tiempo. A: Está como loco. Ya no hay primavera, el invierno ha durado dos semanas y hace tanto calor como si estuviéramos en julio. B: Eso si mañana no le da por granizar, que hoy en día nunca se sabe. A: La culpa es del gobierno. B: Como siempre. Seguro que ha negociado con los etarras del cambio climático. A: Bueno, le tengo que dejar, que su vecino tiene carta. B: ¿De quién, de quién? A: No sea cotilla. Nada, un amigo que está en Oslo. Ha olvidado la contraseña del correo electrónico y le envía un vídeo del Youtube en papel. B: Si no fuera por Youtube, no sé qué haríamos. A: Trabajar, igual. B: Quite, quite, qué asco.


 
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