martes, 22. enero 2008
Jaime, 22 de enero de 2008, 11:34:52 CET

La bolsa se desmorona y luego quién limpia, eh, quién limpia


Andrés Romano y su esposa Maite Berenguer han demandado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores por la caída de la bolsa. Según explica Romano, "la bolsa se nos cayó encima mientras mirábamos escaparates en el Paseo de Gracia. Aún suerte que sólo me rompí un brazo y mi mujer falleció. Podría haber ocurrido una desgracia". Aunque la CNMV ya ha emitido una nota de prensa explicando que "todo el mundo conoce los peligros del mercado" y que "lo mejor es aguantar en la zona de caídas hasta que la bolsa vuelva a subir o al menos lleguen los bomberos y retiren los escombros", Romano asegura que no piensa "consentir esa clase de excusas", en especial porque ni él ni su difunta esposa han invertido jamás en acciones. Romano siempre ha preferido los casinos, que le hacían sentirse "un poco como James Bond". Romano parece comprensiblemente incómodo después de haber soltado esta frase: mide metro cincuenta y dos, pesa ochenta y siete quilos, está calvo y huele a sudor de hace dos días. "Estoy a régimen... --musita, antes de añadir, sin mucho convencimiento--: Yo de joven me las tenía que quitar de encima..." No se trata de la única desgracia relacionada con las recientes caídas en los mercados bursátiles mundiales: dos muertos en Nueva York, un desaparecido entre los escombros en París y varios heridos en Frankfurt, además de decenas de automóviles, preciosos automóviles de todos los colores, completamente destrozados o, como mínimo, sucios. Muchos inversores temen otro crack. "El último crack fue horrible -- recuerda uno de los habituales del parquet barcelonés--: venía cada día en un descapotable, con el pelo engominado y peinado para atrás, y saludaba a todo el mundo diciendo cosas como 'qué pasa, campeón'. Sería un crack, pero qué tío más pesado". (Pausa para digerir el chiste.) Los analistas de las diferentes casas de bolsa esperan que bajen los tipos, pero no mucho, por si hay que agacharse a recogerlos. La mayoría opina que los mercados están bajos de triglicéridos y altos de colesterol del malo, y que no les vendría mal un suplemento de hierro. Los mercados o quizás el director general de no sé qué banco. Es que con esto de la vida moderna, uno no se puede cuidar nada. No hay tiempo de ir al gimnasio o de caminar un poco. Y casi no hay ganas ni de vigilar lo que se come, y la comida aprovecha para escaparse. Sí, hay gente que dice que me repito. Pero yo siempre respondo que hay gente que dice que me repito. Porque hay gente que dice que me repito. Es posible. Que me repita. Es posible, digo.


 
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