martes, 21. febrero 2006
Jaime, 21 de febrero de 2006, 10:44:56 CET

Motivados


Un conocido experimento empresarial nos muestra lo curioso de los mecanismos de la motivación en el trabajo. En una compañía, a un grupo de trabajadores se le dio el coche de empresa y se le subió el sueldo un quince por ciento. A otro grupo del mismo nivel y con las mismas responsabilidades sólo se le compró una cafetera de las buenas para compartir en la oficina y se le dio dinero para café, azúcar y galletitas danesas. Adivinad qué grupo mejoró más su rendimiento. El del café, obviamente. Al principio se creyó que era por la importancia de esas pequeñas cosas. Hasta que se comprobó que los tipos de los coches llegaban cada día tarde a la oficina por culpa de los atascos. Y que dos de ellos habían muerto en terribles accidentes. Bueno, en realidad uno no murió. Quedó en estado vegetativo. Lo desconectaron, pero aún aguanta gracias a la pila del marcapasos. Esas pilas aguantan diez o doce años tranquilamente. Lo peor vino cuando el grupo de la cafetera se enteró de que a sus compañeros les habían regalado esos audis negros y, resentidos, quemaron la oficina y asesinaron a los primogénitos de los dueños, de los altos directivos, de los psicólogos, del jefe de personal y de un tipo que pasaba por allí y se parecía mucho al fundador. "¡Café --gritaban-- los explotadores nos daban café!" Cuando les recordaban lo contentos que estaban, los empleados aseguraban con los ojos enrojecidos por la ira que hubieran estado aún más contentos con un Audi negro. Incluso con un Audi gris. Los trabajadores fueron juzgados y absueltos de todos los cargos. El juez aseguró en su sentencia que "él hubiera hecho lo mismo" y que estaba "hasta las narices de esas galletas danesas, que te las ponen en todas partes y no tienen ni chocolate ni pasas ni nada".


 
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