domingo, 20. junio 2004
Jaime, 20 de junio de 2004, 13:28:02 CEST

Diferencias


John Hume se pasa el sábado por las 141 preguntas del Fórum. La pregunta del día es: "¿Europa de los estados o Europa de los pueblos?" Como llueve, nos llevan de la Haima al centro de convenciones, donde no hay auriculares para acceder a la traducción simultánea. En vez de optar, lógicamente, por usar sólo el inglés y no perder el tiempo, se decide ir repitiendo en otro idioma lo que suelta el Premio Nobel. La presentadora pregunta si alguien no sabe catalán. Se levantan algunas manos. Anuncia que hablará en castellano. Silbidos. Ganan los silbidos y la intérprete decide traicionar a Hume en catalán. Se van oyendo algunas tímidas quejas mientras Hume habla -una y otra vez- del respeto a la diferencia. Un matrimonio se levanta y se larga. Ella musita un "queremos unir Europa y lo único que hacemos es separarnos". Al final, cuando llega el turno de preguntas, se levanta un "vasco y enseñante" -así se presenta- que pide que se le traduzca al castellano la respuesta a su pregunta. Luego una canaria que no se presenta como canaria, pero cuyo acento la delata, le pregunta a Hume si le parece que se han respetado las diferencias con este problema de las traducciones. El irlandés, que ya no sabe dónde esconderse, intenta calmar los ánimos con su cara de buena persona y volviendo a insistir en que hay que respetar las diferencias. La canaria insiste a su vez en que no entiende el catalán y una gallina loca le grita desde el fondo de la sala: "¡Pues aprende!" Eso, que la turista aprenda nuestro idioma para pasar un fin de semana en Barcelona, que nosotros ya haremos como si no supiéramos castellano. El caso es que la amilanada intérprete se decide entonces por traicionar a Hume en castellano y ahora el que se va es un catalán ofendido. Consecuencia: la siguiente respuesta es traducida al castellano y al catalán. Bien, como somos inmortales, disponemos de la eternidad, así que nos da lo mismo pasar allí más o menos rato. Total, que ahí está todo el mundo de acuerdo en que hay que respetar las diferencias. El problema es que cada cual quiere respetar una diferencia diferente. Y a todo esto, el primer teniente de alcalde, Xavier Casas, hace ver que no está sentado en primera fila. Pero al final se arregla el mal rollito. Y es que una mujer del público se levanta y explica que la señora Hume, que está sentada a su lado, quiere que su marido cante una canción en gaélico para relajar los ánimos y concluir la dialogante velada. Hume se anima y al final todo el mundo aplaude. Claro, es que ahora sólo le ha entendido la señora Hume. Qué bien canta este señor, no me extraña que le dieran el Nobel. Alarma cuando avisa de que como la canción era en gaélico, va a explicar lo que cuenta. Vaya hombre, con lo bien que íbamos. "La canción dice 'devuélveme la última noche' -suelta Hume- y habla sobre estar con una señorita". Aplauso aliviado del respetable. Bueno, sólo era eso. Queda claro que la próxima vez hay que hablar en gaélico, que así nadie se enfada.


 
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